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Para Nicaragua el tiempo es hoy

Nicaragua tiene ineludiblemente que enfrentar una transformación integral  de instituciones y de pensamiento político.  Esta transformación exige una gran madurez, especialmente en la dirigencia y entre  quienes tienen mayor acceso al poder, como también en la sociedad. En este  proceso de transformación se debe de identificar los problemas fundamentales que  tiene  el país para  poderlos superar como, por ejemplo, que  la institucionalidad del Estado es frágil, fragmentada e incoherente; los partidos políticos tienen que experimentar una  profunda transformación para  responder a las exigencias de la sociedad; fortalecer y prestigiar  con  carácter de urgencia aquellas instituciones presupuestos para  el proceso de democratización del país (por ejemplo, el Poder  judicial, la Administración pública), ya que la percepción de la ciudadanía hacia las mismas es negativa  y grave; fortalecer la organización ciudadana, el respeto irrestricto a la libertad de pensamiento y de información (base para  un Estado pluralista  y democrático) y un cambio en la cultura en la sociedad y en el propio sistema del poder.

El valor de las instituciones se cultiva, respetando la ley, sea quien sea. No se debe invocar la ley cuando conviene para temas personales o para imponérsela al adversario, debe respetarse y estar  siempre bajo su sometimiento. El uso desmedido y arbitrario  del poder, puede desembocar en la ruptura peligrosa de las instituciones, alterar el norte  que  supone para  las personas el valor democrático de los poderes del Estado y de las instituciones que integran el tejido de nuestra vida nacional. El reciente Informe del Estado de la Región de 2008, en el Capítulo 7 relativo a el desafío  de la estabilidad democrática, recoge los temores arriba expresados y manifiestos que “la democratización de los regímenes políticos sigue siendo el mayor logro político de las últimas décadas en Centroamérica La mayoría  de los sistemas políticos de la región son democracias electorales. Sin embargo, por divisar razones la democratización de los regímenes es una tarea inconclusa como objetivo regional (lo cual) impone algunas amenazas y riesgos a la estabilidad del istmo. (…) Las debilidades de los Estados democráticos de derecho, y la lentitud de los avances del tema, configuran el ámbito de menor progreso en la democratización del istmo. Las barreras para el acceso ciudadano a la justicia se agravan  por las fuertes  restricciones presupuestarias y la falta de transparencia y rendición de cuentas en varios poderes judiciales. Esta es una seria amenaza a la democracia que, en al menos un país (Nicaragua), ha generado turbulencia social en años  recientes”.

No dudo  que  una  transformación de  esta  naturaleza, significa un desafío  de ambiciosas proporciones, que  busca movilizar los sectores de  la sociedad nicaragüense, a través  de  importantes transformaciones  en  el orden político,  administrativo, jurídico, económico, social y cultural,  con el propósito de abrir cauces racionales a la construcción de un Estado constitucional Democrático y Social de Derecho en Nicaragua. Esta transformación tiene  una obvia  y precisa naturaleza política,  cuyo  sentido es perfeccionar los instrumentos democráticos de representación y participación ciudadana, así como impulsar la democratización de los partidos políticos,  contribuyendo a generar una  institucionalización del Estado  y un campo de  acción genuino para  la sociedad civil.